EL PATRÓN DE LOS ZAPATEROS
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Si existe una fiesta de referencia para los zapateros ilicitanos, esa es, sin duda, la fiesta de San Crispín. La tradición se remonta a mediados del siglo XX, justamente cuando la ciudad de las palmeras empezó a convertirse en la mayor productora de calzado a nivel nacional. Por este motivo, la mayoría de historiadores (entre ellos, Miguel Ors) califican esta fiesta como “relativamente reciente“.
Sin embargo, la leyenda original data del año 285. La historia cuenta que durante esta época, dos hermanos romanos llamados Crispín y Crispiniano fueron enviados a evangelizar las Galias. Para mantener su fe cristiana y no ser onerosos a su comunidad, los nobles hermanos ejercían el oficio de zapateros. Asentados en su oficio e intentando evangelizar aquellos pueblos, llegó la persecución del emperador Diocleciano a los cristianos. Tras soportar estoicamente diversas atrocidades, ambos hermanos fueron decapitados, lo que les convirtió en San Crispín y San Crispiniano, considerados los apóstoles del Norte de Francia.
Misteriosamente, la figura de San Crispiniano se eliminó para crear los orígenes de esta fiesta de Elche. La primera romería de San Crispín data del año 1951. Organizada por el Sindicato Vertical de la Piel, consistía en trasladar la imagen del Santo desde la Ermita de San Crispín hasta la Basílica de Santa María. Los portadores eran los delegados del Sindicato, integrado por obreros y patronos de la industria del calzado. A continuación, tras celebrarse la misa, los ilicitanos recogían, de manos de los zapateros, lo que se ha convertido en el símbolo por excelencia de esta fiesta popular: dos clavos de zapatero que les proporcionarían prosperidad en el trabajo.
Primera romería a San Crispín, celebrada en Elche en 1951. / CaLzados
Hoy la fiesta sigue celebrándose, aunque con algunas modificaciones. Desde 2008, los actos comienzan la víspera del día de la romería con una ofrenda de flores al Santo desde la Plaza Barcelona hasta la Iglesia Madre de Dios. A la mañana siguiente, día en honor a San Crispín, parte desde la Iglesia Madre de Dios la tradicional romería, cuyo destino es la Ermita de San Crispín. Allí se celebra una misa y tras el acto, el reparto de los típicos clavos. Al exterior de la ermita se instalan diversos puestos de coca, manzanas caramelizadas, berenjenas y turrón.
La fecha de la romería, que siempre debe caer domingo, varía según el calendario de cada año, para que se acerque lo más posible al día de San Crispín: el 25 de octubre.
La propiedad de la ermita ha pasado a la Asociación de Industriales del Calzado de Elche (AICE), y los organizadores de la fiesta son, actualmente, los miembros de la Asociación de Amigos de San Crispín.
Pero, ¿ha quedado el sentimiento de los zapateros ilicitanos realmente arraigado a la figura de este Santo?
El pasado mes de diciembre de 2006, la ermita de San Crispín fue sometida a un gran cambio. Se efectuaron mejoras tanto en el exterior como en el interior: pintado de la fachada, nuevo pórtico, mosaicos de mármol en el suelo y revestimiento de los laterales. Sin embargo, el cambio no se produjo por iniciativa de AICE, sino a cargo de la Iglesia Ortodoxa. AICE aceptó que San Crispín se transformase en un templo ortodoxo con la condición de que, al llegar octubre, el templo quedara “limpio” para la celebración del patrón de los zapateros.
AICE declaraba por aquellas fechas que apoyaba la reforma porque la ermita se utilizaba únicamente el día de San Crispín, afirmando que la Iglesia Ortodoxa utilizaría sus instalaciones hasta que construyese un nuevo templo. Sin embargo, en el año 2007, la Asociación de Amigos de San Crispín tuvo problemas durante los preparativos de la fiesta: el Obispado de Orihuela-Alicante se negaba a celebrar la misa en el interior de la ermita debido a su transformación ortodoxa. La noticia tuvo tal relevancia que incluso el Vicario Episcopal del Obispado, Vicente Martínez, escribió un comunicado para exponer sus motivos.
La misa no pudo celebrarse en la ermita en el año 2007, pero en el año 2008 volvió todo a la normalidad, respetándose el pacto establecido. No obstante, ¿es San Crispín el patrón de los zapateros ilicitanos o simplemente una fiesta que congrega a más de un centenar de personas al año? ¿Pueden permitir unos devotos convertir un templo erigido para su Santo en sede de otra iglesia?
El caso es, sin duda, inusual. Amparo Jordán, miembro de la Asociación de Amigos de San Crispín, afirma lo siguiente: “No me gusta que la casa de San Crispín se haya convertido en una iglesia ortodoxa. Esperemos que las obras del nuevo templo para los ortodoxos rumanos empiecen lo más pronto posible”.
Sin embargo, a día de hoy, todavía no se sabe cuándo comenzarán dichas obras, y la Ermita de San Crispín aparece como iglesia ortodoxa en el blog del hieromonje Macario, sacerdote ortodoxo que oficia la misa cada domingo en el templo del patrón de los zapateros.
Localización: Mapa Carrús
Fuente: Calzados