Entre las hermandades de cofrades de la Semana Santa alicantina había un monopolio en el que solamente los caballeros podían salir de nazarenos con capirotes, a las damas no se les permitía.  

El Sr. Pamblanco (el de la tintorería), descubrió que en los documentos originales de la Cofradía del Cristo del Divino Amor y la Virgen de la Soledad “La Marinera”, existía un registro antiquísimo de ‘cofraderas’, así es que no había ninguna razón por las que las damas no podían salir ‘capiroteadas’ en la procesión de esa cofradía.  

Inmediatamente de enterarnos, nos apuntamos, pagamos las cuotas, nos hicimos el ‘uniforme’ de vesta y antifaz rojo y capa blanca (“fresas con nata”; los de Santa Cruz, todos de negro, eran “los cucarachas”).  

Hubo un pequeño revuelo cuando nos dimos el paseíllo de rigor por la Rambla con el ‘capirote’ bajo el brazo antes de recoger el velón e incorporarnos a las filas.

Todo salió bien y seguimos pagando las cuotas, cuando de repente recibimos un comunicado de la Cofradía en el que lo sentían mucho, pero no podían permitir que las damas salieran con ‘capirote’, así es que si queríamos continuar saliendo en procesión, teníamos que hacerlo con ‘teja y mantilla’.  Que chasco nos llevamos.  

Unos años más tarde parece ser que las cosas cambiaron pero aquellos eran tiempos en los que entre el franquismo, el clero y el machismo, a las féminas de entonces nos tenían ‘acorralás’.

Fuente: MEME GOMIS Y PERE UBU